A mí no me queda rezarle a la insistencia metafísica, a la clarividencia
nocturna de tus barquitos
A tu pobla malcriada, a los mariposa que juegan a la pelota.
Y sus palabras me las guardé
En una cajita,en la bolsita roja donde guardo los pelitos del
Sebastián.
Y su eco me sonaba a nombre
Y su nombre me sonaba a reverberación
Y tu nombre me sonaba a espanto de ansiedad cobarde.
Yo quise comprarte figuras chinas, libros japoneses, maneki
nekos y lunas
Acobardarme con los sonidos que viven en tu casa .
Ponerme cocoroca con la llamada de los días, como en los
cuentos cuando las cenicientas se embarazan.
Su eco me suena a nombre, a nombre desahuciado, loco de
escombros,
Gimoteo incomprensible y escondido.
Su nombre, tu nombre, el nombre de otros ,otros tantos locos
de olor mefítico
De pestilente gana.
La ciudad abierta que nos mira paliducha
Las esfinges de moteles camino a con con
Su nombre es el grito de la pieza contigua ,de los motes y
las sabanas con esperma
Las clausulas de cómo no verse nunca más.
Estrenando silabas molestas
Causas de medio tomo y ecos abigarrados .
Reverberaciones destruidas en su nombre
Aparatos chinos aferrados
a tu isla
Mi nombre como una isla
Entre los mamarrachos del cerro.