hacia un lado y otro, un
movimiento grato en función de los cuerpos. El vaivén es ciego se
caracteriza por acercarnos hacia el vidrio que separa el paisaje y lo
que está sucediendo fuera(o dentro), algo así como contener la
respiración y luego exhalar en profundidad. Sigo atenta al contraste de
las formas, el aroma que traspasa la valla, las cosas que intento tocar
sin moverme. Instantáneamente cambia el escenario, estos aspectos tan
distantes de nuestras propias formas se renuevan; aparecen casas, autos,
elementos cotidianos .Ya no estamos lejos, nada nos separa. Los
elementos comunes dividen el entorno, nunca nuestras cabezas se
disiparon de tal forma. Me miento con las palabras precisas. Una
dicotomía de lo que podría ser estar ahí o solo creerlo. Nos
encontrábamos en un viaje, el aire cruzaba intacto entre las distancias
¿Nos encontramos ahí? .Yo (no) era el pasajero que habitaba el vagón,
(no) me reconocía como parte de esta ausencia que buscaba respuestas en
el ritmo. Pronto el gitano en otra voz, en tu voz. Trasladando el punto
medio de las separaciones, chirriando lo invisible de este aire, de este
viaje, de este no viaje hacia el fondo del gran cañón abierto. De esta
mentira, de esta burla en el más tierno interior del (no) sueño. Afuera-
adentro en el no- patio la negra llora por entrar- salir de su no
-jaula.